domingo

: : un chanchito de ule : :

photo by Petrogoldenmayer

un perkin antopublicado: yupiii tengo moto!

una persona normal: yupiii tengo un chanchito de ule azul!

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lunes

Lo pequeño y lo magno, el individuo y lo general, juegos de proporciones

Photo by Glenn Reilly

Por primera vez se obtuvo un sentir relacionado al atonismo o asombro al ver un juguete de dinosaurio, muy policromado, hermoso, coqueto y dientudo. Correspondía a un juguete de la tina de baño de dos pequeñas niñas que gozan de edades que no corresponderían a un numero mayor que el de los dedos de una mano. Dichos objetos eran un pato de ule, un buzz lightyear, o lo que sea y el jurásico animal. Qué impresionante la visión minimalista de nuestros predecesores no cohabitantes del orbe. Es increíble este hecho de que el hombre, pequeño ser habitante sobre una pelota mínima flotante dentro de una insondable masa imposible de explorar, masa por la cual realizamos que no entendemos bien la palabra completud o completo, porque no conocemos bien lo que es el sentir completud en cuanto a lo que se es. El hombre usa a su coterráneo, pre-habitante del planeta tierra, como una porción lúdica del paso de la infancia. Se juega con las proporciones, se juega con la voracidad y lo salvaje, con la muerte y el no-ser; en otras palabras, con el misterio de lo que fue y lo que será.
Dicen que es por la glaciación que los pobres desgraciados monstruos de tierra murieron, o también por la formidable posibilidad de una lluvia de meteoritos. Para los dinosaurios el mundo podría haber sido saturación; si hubiesen tenido uso de razón, habrían pensado que realmente habitaban en un "el mundo es un pañuelo". ¿A qué vamos con esto? Quién sabe, pero los pobres tino- reno – brontosaurios no están y ahora quedan en sus tierras enormes masas de miniaturas herméticas, poco bulliciosas, habladoras, deshabridas y hasta desdentadas, (aquí me refiero a los bebés y adultos mayores) haciendo uso de ellas y hasta dominándolas con estrategias. Sus moradas ya no son comúnmente la naturaleza, el mar, el aire de la interperie, sino que construcciones semejantes al tamaño de éstos animales prehistóricos, con que ahora los niños interactúan mediante pequeñas reproducciones simpatizantes o libros o huesos desarmables. No deja de conmover que el actual habitante del "planeta azul" configura estas combinaciones de palabras como "el mundo es un pañuelo", "qué chico es el mundo", si no saben de lo que están hablando, si no saben que si en verdad el proyecto de Parque Jurásico se hubiese llevado a cabo, en este mismo instante una curiosa coqueta dinosauria, podría estar pisando nuestras cabezas por ir corriendo hacia su tiranosaurio rex enamorado.
Bueno, una reflexión para finalizar. Un ser individual que conforma un ente colectivo, es diminuto y habita un planeta considerablemente extenso conforme a su masa- espacio- material específico; éste ser tiene más que cinco sentidos, su color de piel -si llegase a tener color de piel- sería adaptable, diáfano y transparente. Su forma manipulable y formas de comunicación, discernimiento y reconocimiento universales. Este ser es un infante con respecto al adulto; el adulto, aparte de las bondades del infante, posee capacidades de tele- transportación y fagocitamiento, además de otras cosas. El individuo del cual hablamos, a pesar de la seriedad de sus acciones, está jugando al parecer y con dos miniaturas que pelean entre ellas, un dinosaurio y un ser humano. Después de un importante desastre natural -se hablaba de un "calentamiento global"-, en el cual el "hombre" habría muerto de calor por humedades hirvientes, se habrían encontrado restos óseos que se exhiben en especies de museos flotantes; los ensamblajes de huesos son enormes y se venden especulaciones estudiadas en tercera, cuarta y quinta dimensión de sus rostros, acciones, formas de comunicación, costumbres y facultades físicas y mentales demasiado nimias, desconocidas, salvajes, extrañas y grotescas, para este nuevo ser que emplea una de esas miniaturas humanas para jugar. Su progenitor, tal vez hermafrodita, en reflexión de adulto cabila "qué chico es el mundo, quizás cómo habría sido para el limítrofe hombre."
Los niños, a través de siglos, décadas, milenios, añoz luz, seguirían jugando con la voracidad y lo salvaje, con la muerte y el no-ser; con el misterio de lo que fue y lo que será.


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